miércoles, 21 de diciembre de 2011

The Economist: El acuerdo de Durban

Un aspecto más importante será el alcance de las ambiciones futuras del régimen para frenar el calentamiento global, como se refleja en las metas de mitigación asumidas por los países. El acuerdo de Durban incluye un reconocimiento de que existe una ampliación de la brecha entre los esfuerzos de mitigación actualmente prometidos y los requeridos para mantener el calentamiento dentro del límite de seguridad ampliamente reconocido de 2°C.
 
Está por verse si esto estimulará a los países a tomar las costosas acciones que requeriría el cerrar esta brecha. La insuficiencia de las acciones tomadas sobre el cambio climático a la fecha sugieren que no.
Se llegó también a un acuerdo en Durban sobre un paquete de medidas adicionales respetuosas del clima.
 
Quizás lo más notable, incluyó un acuerdo sobre el diseño a grandes rasgos de un Fondo Climático Verde, que canalizará unos $100 mil millones que los países ricos han prometido facilitar a los pobres para el 2020, para ayudarles a reducir las emisiones y adaptarse al cambio climático. De nuevo, no se logró un consenso - y hubo poca discusión - sobre la importante pregunta de dónde provendría el dinero.

Los líderes de negocios, para quienes estas cosas son importantes, aparecían indiferentes por estas omisiones. "El acuerdo logrado fue más una victoria de un proceso de Naciones Unidas, que del cambio climático o por haber creado un nuevo imperativo de negocios", dijo Jonathan Grant, el jefe del cambio climático y sostenibilidad de PwC. "Los negocios encogerán los hombros sobre Durban y esperarán por las directrices de las capitales de sus naciones."

Entre los principales actores en Durban, los europeos obtuvieron el mayor crédito. Aun mientras los líderes de la UE estaban tratando de negociar la supervivencia de su moneda en Bruselas el 9 de diciembre, sus negociadores fueron muy prominentes en Durban y sorprendentemente directos. Un cínico podría reflexionar que esto señaló qué tan ineficaces se han hecho los procesos de la ONU. Sin embargo, los esfuerzos de los europeos fueron apreciados por muchos países en vías de desarrollo, incluyendo países pobres africanos y de pequeñas islas amenazados por el calentamiento global. Su fuerte apoyo a las propuestas de la UE hizo más difícil a indios y chinos desacreditarlos como una conspiración del mundo desarrollado en contra de los pobres e indefensos.

Entre los países grandes en vías de desarrollo, India podría sentirse como la más agraviada. No sin razón, tiene miedo de que cualquier acción de mitigación impondrá costos que apenas puede pagar, especialmente al restringir su habilidad para hacer crecer su economía y por ende rescatar a millones de la pobreza. A China, el mayor contaminador del mundo, cuyo promedio de emisiones por cabeza ya supera algunos países europeos, le preocupa menos. Durante mucho tiempo parece resignado a tener que adoptar medidas más severas para reducir las emisiones, de hecho sus fuertes inversiones recientes en energía renovable y esquemas de eficiencia energética sugieren que prevé beneficios en ello.

Estados Unidos tiene razones para estar satisfecho de los resultados. Durante mucho tiempo se ha quejado de la asimetría del protocolo de Kioto - esta es la razón ostensible para no ratificarlo. Sin embargo, fue obvio en Durban que los negociadores estadounidenses, enviados de un engañado presidente demócrata, mostraron poco entusiasmo por prácticamente ninguna parte del proceso internacional.

Sus objeciones a algunos elementos del acuerdo final eran, aunque rotundamente denunciados, en realidad perfectamente razonables. Por ejemplo, a ellos les preocupa que el Fondo global estuviera demasiado restringido por el más amplio - lento y grandemente ineficiente - proceso de las Naciones Unidas. Es una lástima que no lograron su objetivo de mantenerlo más separado.

Y sin embargo, que el país más poderoso del mundo - cuyos científicos han hecho grandes contribuciones a la ciencia climatológica - fuera reducido a jugar un papel insignificante en las negociaciones del futuro del clima mundial fue más que poco impresionante. Fue denigrante. Y la próxima vez que los Estados Unidos exijan que China, India o Brasil tomen medidas drásticas para el bienestar mundial, sobre el comercio o la seguridad, sin lugar a dudas será recordado.

Durante mucho tiempo Estados Unidos se ha quejado de la asimetría del protocolo de Kioto - esta es la razón ostensible para no ratificarlo.

Sin embargo, fue obvio en Durban que sus negociadores mostraron poco entusiasmo por prácticamente
ninguna parte del proceso internacional. 
 
Fuente:  De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com

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